Carta de un perro sin hogar que busca una oportunidad

Carta de un perro sin hogar que busca una oportunidad


Si me dejaras estar contigo, verías que yo soy un animal especial, porque si puedo ver al mundo a colores; aunque mi secreto para ello es que sólo lo logro cuando estoy con alguien a quien querer, cuidar y bueno, que también haga lo mismo por mí.


Sé que estar contigo me haría mucho bien. Por favor no me preguntes el motivo. Quizá sea mi instinto animal o esos latidos de tu corazón que se notan acompasados cuando estamos juntos. Y sí, yo los oigo, aunque tú los quieras acallar.


Yo ya he pasado por dolores que ni te imaginas. Vi cómo mi dueño anterior sacaba todo de la casa, poco a poco. Y el último día que nos vimos, tan sólo me dijo una frase con una palabra que yo desconocía “ya me tengo que ir al aeropuerto, perdóname por esto”.


Carta de un perro sin hogar que busca una oportunidad


Y en un carro que perseguí por cuadras, se fue. Yo sé que es el perdón, porque le perdoné que no me dejara acompañarle a donde iba con su maleta, quizás un lugar muy triste porque iba llorando. 

Pero si hay algo que creo que es malo, es eso de “Aeropuerto”, que parece hacer llorar a los humanos.

Será un animal, pero no puedo perdonar a nadie que haga llorar a un indefenso; y eso de Aeropuerto, hizo llorar a mi amo y luego, a mí.

Hoy, ando vagando en asfalto caliente, en vegetación con insectos que se me meten a los ojos, aguantando al sol en lo caliente en el día y extrañándolo mucho en las noches que son tan frías.

Casi siempre tengo hambre y debo pelear con uno que otro animal que también tiene hambre y es más fuerte que yo o con algún humano que dice que le estoy rompiendo algo llamado bolsas,

¡¿Acaso soy culpable de que ellos encierren la comida para que se la lleve un monstruo grande con ruedas donde las echan unos humanos?!

Carta de un perro sin hogar que busca una oportunidad


Mis sueños son muchas veces tristes cuando estoy dormido. Lo poco que duermo. Y en el día, sueño, pero no me quedan esos sueños con final feliz porque tengo hambre, cansancio y mucho miedo.

Sí, tengo miedo. No por ser animal nazco con valentía. Le temo al que usa agua o palos o piedras para espantarme. A quien lanza gritos. A quien dice que le voy a hacer un mal de ojo o algo así, nada más por mi color de pelaje.

Temo morirme cruzando esas grandes calles por donde pasan los carros, cuando me quiero acercar a un parque donde hay niños con los cuales jugar y quizás hacerme de un nuevo amigo que me dé un hogar.

Me da miedo que tanto amor que tengo dentro se pierda; ese amor que es más grande que mi propio ser; ese que supera a mi instinto animal y la forma de mi rostro o cómo enseño mis dientes o garritas y que en algunos crea temor y en otros, simplemente repulsión.

Simplemente quiero una oportunidad contigo. No pienses en mi solo como un guardián para tu casa, que no rompa nada ni “ensucie por la cola” tus pisos, muebles, cama o tu ropa.

Quiero ser ese animal de soporte emocional. Porque sé que hay muchos días en los que se sufre y no hay con quien hablar. Yo te responderé sin palabras, pero con mucho de mí corazón.

Y cuando tú bailes, cantes, pruebes cosas nuevas o hagas comida, seré ese quien baile contigo, cante sin saber cantar, te ayude a probar y conocer juntos y disfrute contigo como tu compañero de mesa.

Todos los humanos necesitan unas patitas, maullidos, ladridos, aleteos e incluso silencio con presencia viva en su hogar. 

Porque todo animal tiene una gran cuota de cariño y destino con el humano al que le asignan ser su ángel de la guarda.




Te pido una oportunidad de rescate animal y de rescate humano. Que sólo se logra reconociendo el que ambos nos necesitamos para no estar solos, ayudarnos en las malas, aconsejarnos en las dudas y alegrarnos en las buenas.

Permíteme ser ese animal que te acompañe desde los primeros rayos de sol, hasta que la noche nos cubra, bajo un mismo techo y lejos del sufrir del mundo.


Carta de un perro sin hogar que busca una oportunidad


Porque ningún hombre ni ningún animal merece sufrir y estar solo, pudiendo resolver su dolor con tan sólo, hacerse mutua compañía.

Dame la oportunidad de ser tu amigo y compartir momentos contigo y tus seres queridos. No te fies solo en mi apariencia inicial, quizás solo necesite un buen baño para estar hermoso y agradable.

Solo pido un poco de cariño, calor de un hogar y un poco de alimento para ser feliz, ¿puedes ayudarme a encontrarlo?

Y si mi lugar termina siendo una perrera, rescatarme. No es justo para  nadie terminar siendo preso por un delito que nunca cometió y en mi caso, lo único que hice mal ha sido haber sido abandonado o haber nacido en la calle.




Ayúdame a hacer la diferencia y dame aquella oportunidad que pueda cambiar la vida de ambos. Cualquier pequeño gesto suma, inclusive, que empieces compartiendo mi historia a tus amigos y conocidos.

Solo busco una oportunidad, ayúdame a encontrarla...



Publicar un comentario

0 Comentarios