¡Buenos días!, espero que este mensaje no te incomode, pero he pedido en esta ocasión me ayuden a compartir algunas cosas que quisiera decirte.
Aunque no lo pueda decir con palabras como las que dices, te aseguro que soy como tú. Un inocente animalito que quiere sonreír, jugar en el sol, revolotear en la lluvia y tener a la luna como la luz que acompañe mis sueños en un hogar.
Te lo aseguro, soy inocente de lo que sea la razón por la cual estoy en una jaula, escuchando alaridos de otros que, como yo, vinimos a parar acá a este refugio de mascotas donde
Si, agradezco mucho a aquellas personas que tuvieron compasión de mí y de mis otros amigos. No nos maltratan otros humanos, no nos botan a escobazos, no nos tiran agua hirviendo, no nos arrollan los carros o nos maltratan otros de tu misma especie.
Pero estamos tristes, muy tristes. Porque para cualquier inocente, una reja cerrada y paredes tan cercanas, son un terror que no nos merecemos.
Te invito que me visites y me veas, que me hables y me preguntes por qué estoy aquí. No será con palabras que te lo diré, sino con mi mirada y movimientos, con el miedo y las preguntas que me hago a cada momento, todas basadas en, ¿Por qué estoy aquí, qué hice para merecer este castigo?
Quienes dirigen este refugio de mascotas me tratan bien, con agua, comida y velando por mi salud.
Pero estamos tristes, muy tristes. Porque para cualquier inocente, una reja cerrada y paredes tan cercanas, son un terror que no nos merecemos.
Te invito que me visites y me veas, que me hables y me preguntes por qué estoy aquí. No será con palabras que te lo diré, sino con mi mirada y movimientos, con el miedo y las preguntas que me hago a cada momento, todas basadas en, ¿Por qué estoy aquí, qué hice para merecer este castigo?
Quienes dirigen este refugio de mascotas me tratan bien, con agua, comida y velando por mi salud.
Me regalan palabras de ánimo, porque saben que soy un inocente tras las rejas. Pero no me dejan ir de nuevo al mundo, por miedo a que me pierda en una calle o peor aún, pierda mi vida.
Vienen muchas personas a visitarnos, muchos voluntarios y no pierdo la esperanza que alguno de ellos, se anime a darme un espacio en su hogar.
Lo admito, necesito el calor humano. Me faltan abrazos, muchos pero muchos abrazos. Como te faltarían a ti si estuvieses en una jaula. O como cuando estás lejos de tus seres queridos haciendo una nueva vida. ¿Imaginas eso?, pues sí lo haces, piensa que yo lo vivo desde hace muchos instantes.
Ustedes se sienten prisioneros del día a día. Yo soy un prisionero del día a día. Ya mis sonidos naturales no tienen fuerza, porque no hay quien los oiga.
No soy diferente a aquellos benditos y afortunados amigos animales que han llegado a un hogar tras haber pagado por ellos.
Ustedes se sienten prisioneros del día a día. Yo soy un prisionero del día a día. Ya mis sonidos naturales no tienen fuerza, porque no hay quien los oiga.
Mover mis músculos es un martirio, porque me siento débil al no tener por quienes mostrar mi amor y dinamismo.
Soy inocente del cargo que se me imputa. Les digo -sin palabras- esa gran verdad a mis cuidadores cada vez que vienen. Me veo en sus ojos y noto la tristeza que disimulan con una sonrisa que me busca reconfortar.
Y les oigo decir que estaré cada vez peor mientras no venga alguien a adoptarme. Una niña o niño inocente, con sus padres, buscando a un nuevo miembro de su hogar.
Alguien que le sea fiel por amor, por agradecimiento, por la oportunidad, porque conectamos de tal manera que nos hicimos uno.
Esa familia que alimente sus instantes con un guardián, compañero, reposo, consejero, consuelo; en fin, con un inocente animalito que salió de un refugio gracias a ellos, para realmente, comenzar a vivir.
Pareciera que sueño, que sólo presento las palabras de un vendedor de fantasías. Pero no, siento en mí que juntos podemos hacer un montón de cosas que se traduzcan como alegrías.
Sí, amigo o amiga. Yo entiendo de alegrías, aunque esté preso aquí, mi mente no se ha disipado de ellas, porque vengo de un ser viviente, vengo del amor, provengo de una estirpe y soy historia.
Soy inocente del cargo que se me imputa. Les digo -sin palabras- esa gran verdad a mis cuidadores cada vez que vienen. Me veo en sus ojos y noto la tristeza que disimulan con una sonrisa que me busca reconfortar.
Y les oigo decir que estaré cada vez peor mientras no venga alguien a adoptarme. Una niña o niño inocente, con sus padres, buscando a un nuevo miembro de su hogar.
Alguien que le sea fiel por amor, por agradecimiento, por la oportunidad, porque conectamos de tal manera que nos hicimos uno.
Esa familia que alimente sus instantes con un guardián, compañero, reposo, consejero, consuelo; en fin, con un inocente animalito que salió de un refugio gracias a ellos, para realmente, comenzar a vivir.
Pareciera que sueño, que sólo presento las palabras de un vendedor de fantasías. Pero no, siento en mí que juntos podemos hacer un montón de cosas que se traduzcan como alegrías.
Sí, amigo o amiga. Yo entiendo de alegrías, aunque esté preso aquí, mi mente no se ha disipado de ellas, porque vengo de un ser viviente, vengo del amor, provengo de una estirpe y soy historia.
No soy diferente a aquellos benditos y afortunados amigos animales que han llegado a un hogar tras haber pagado por ellos.
Cada animal es inocente de las cosas banales como el dinero. A nosotros nos mueve es el amor, por igual.
Por eso pido esta oportunidad, que me dejes salir de las rejas que me protegen de los depredadores, para entrar en el recinto infinito, donde a la luz y la sombra puedo entrar con plena libertad, como lo es un hogar.
Adóptame, ven al refugio para mascotas. Estoy seguro que poco a poco nos conoceremos yp podremos comunicarnos. Vamos a cuidarnos y querernos como los seres libres y mágicos que somos.
Este es el mejor momento para darle libertad plena a un inocente, que está tras las rejas porque la vida acá le trajo sin haberlo pedido, pero que gracias al amor de una buena persona, se transformará en una buena mascota, un excelente hijo y el mejor de los amigos.
Te sueño, te aclamo, te espero y aunque no he podido conocerte, la pura verdad es que ya… ¡Te quiero!
Por eso pido esta oportunidad, que me dejes salir de las rejas que me protegen de los depredadores, para entrar en el recinto infinito, donde a la luz y la sombra puedo entrar con plena libertad, como lo es un hogar.
Adóptame, ven al refugio para mascotas. Estoy seguro que poco a poco nos conoceremos yp podremos comunicarnos. Vamos a cuidarnos y querernos como los seres libres y mágicos que somos.
Este es el mejor momento para darle libertad plena a un inocente, que está tras las rejas porque la vida acá le trajo sin haberlo pedido, pero que gracias al amor de una buena persona, se transformará en una buena mascota, un excelente hijo y el mejor de los amigos.
Te sueño, te aclamo, te espero y aunque no he podido conocerte, la pura verdad es que ya… ¡Te quiero!
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